Lo único que tengo dentro de mi
capaz de ser más fuerte que cualquier maremoto,
es mi amor hacia ti.
Etiqueta: Momentos
Frenesí
Pudiendo soñar dormida
decidí soñar despierta.
Pudiendo imaginarte
decidí tocarte.
Pudiendo quererte a escondidas
decidí decirte todo lo que siento por ti.
La pareja perfecta
He descubierto nuestro parecido en un acontecimiento de la naturaleza, un acontecimiento que tuvo lugar repetidas veces cerca de nosotros la primera vez que nos vimos.
Me refiero al romper de las olas en la arena.
Declaración fallida
Ella, en un ataque de sinceridad repentino, se había ganado la batalla y le había mostrado todos sus sentimientos encerrados entre líneas, le había propuesto mantener algo más que una amistad esporádica con sexo casual de por medio.
Él se negó.
Pesan los días
Los días ya no solo pasan, sino que también pesan.
No he conseguido hacerle frente a mis miedos sin ti.
¿Lo sientes?
Este es un post para leer, escuchar y sentir. Observa la foto, lee y escucha aquí.
Cuando llega la hora y no sabes qué hacer
cuando tus talones están hastiados de tanto batallar
Ciento ochenta grados – Parte IX
Sus pieles se rozaron tibias, frágiles, sedosas y atenuadas por la luz de una vela que yacía sobre la mesa de noche. Mientras tanto sonaba una canción, la canción de ambos.
(Escúchala aquí).
– Prometo no hacerte daño – le susurró él en su oído pero ella lo detuvo colocándole su dedo índice sobre los labios.
– Lo sé, Hugo… no me harás daño, tú nunca me haces daño. – Sus palabras parecían revelar sus miedos más profundos: haber necesitado amor y estima fuera de su casa por la situación con mamá y… ese maldito estúpido, es decir, papá.
¿Eres capaz o incapaz…?
Nos empeñamos una y otra vez en buscar solución a los problemas, queremos saberlo todo, controlar todo lo que nos rodea por pequeño que sea. Salimos a todos lados planeando hasta el más mínimo detalle: con quién, qué haremos, dónde iremos, a qué hora, cómo iremos. También llegamos a controlar con quién o quiénes vamos para no encontrarnos con nadie conocido (o al revés, hacernos el encontradizo con esa persona). Nos hacemos preguntas como: ¿qué vamos a comer? ¿cuánto dinero llevo en la cartera? ¿tengo gasolina en el tanque? ¿qué me pongo?… y un sinfín de preguntas, algunas inimaginables. Mi única pregunta, la única que me surge al imaginarme tal situación es:
Ciento ochenta grados – Parte VI
Lucía se había quedado con los pies clavados en el suelo, rodeada de árboles y niños correteando por los alrededores del parque. Tanto el bullicio como la situación la habían superado. Se quitó los auriculares casi movida por la lógica, sin ser dueña de sus movimientos.
– Lucía, pensé que no te encontraría jamás – mencionó con la voz agitada de tanto apresurarse para atraparla.
Ciento ochenta grados – Parte V
A la mañana siguiente…
– ¿Y quién es ese chico, Lucía? – le preguntó a su cliente mientras se encontraba sentado en su silla negra con el respaldo alto, su pierna derecha sobre la izquierda y su bloc de notas apoyado para tomar nota. No obstante, no descuidaba a Lucía, que era observada por encima de sus gafas de pasta negras.







