Lo único que tengo dentro de mi
capaz de ser más fuerte que cualquier maremoto,
es mi amor hacia ti.

Recuerda lo que tenemos que conseguir,
recuerda que tenemos un objetivo en común
y también recuerda que
solo tú me das la fuerza para resistir,
sea lo que sea.

Gracias a ti tengo motivo de existir,
gracias a ti tengo motivos de sonreír
aún cuando nadie permanece a mi lado
porque,
mire a donde mire,
allí estás tú.

Estoy aquí hoy
y tú estás, también,
mirando este bonito horizonte que nos espera
a que demos el siguiente paso
y yo quiero darlo,
pero no sin que me des la mano.
No sin ti
porque mi corazón necesita de ti,
de tu poesía para mis oídos
(que no es otra que el sonido de tu risa),
de la fuerza con la que decides afrontar un camino
(ya sea simulada en un paso firme
o en un apretón de manos,
de tu mano con la mía).

Eres el primer regalo que me dio la vida,
la que tú también me regalaste
y que, año tras año, has continuado regalándome
convirtiéndola en la única fuerza que hay en mi.

Absolutamente nadie más
en este mundo
podrá sentir tanto
con tan solo observar una sonrisa.

Es por eso que me lamento porque,
a pesar de estar a mi lado,
no miras hacia el mismo horizonte que yo,
no me das la mano y,
sobre todo,
estoy empezando a vivir sin tu amor.

Yo sin tu amor no me sostengo,
yo sin tu amor no respiro,
yo sin tu amor no soy yo,
yo sin tu amor me caigo a cada paso,
yo sin tu amor no sé vivir
pero, sobre todo,
yo sin tu amor no quiero vivir.

Te siento tan lejos teniéndote tan cerca…
Te anhelo tanto aún oliendo tu perfume…
Te quiero tanto aún cuando me hieres…

Hay veces que me quieres y me hieres,
otras que me hieres más de lo que me quieres
y el resto tan solo me hieres queriéndome.

Tu amor es la madre de todos mis amores
y espero que mi amor sea el rey de todos los tuyos.
Aunque suene egoísta
deseo que mi amor prevalezca sobre todos tus amores
porque el amor es así,
a veces egoísta si se trata de quererte más que a nadie
y que tú me correspondas con un simple beso
que dure,
tan solo,
una eternidad.