Sueño cumplido

CAM_0955 copia.JPG

 

 

 

 

 

 

 

 

Ahora sí que puedo decir que, después de tanto tiempo, lo he conseguido.

 

Sigue leyendo «Sueño cumplido»

Mis manos hablan de ti

couple-explore-hipster-landscape-Favim.com-3748549.jpg

«Y admito que todas esas salidas a comer, al cine, de paseo, fueron solo excusas mías… Yo solo quería mirarte a los ojos».

Sigue leyendo «Mis manos hablan de ti»

Un nuevo comienzo

77eaecebcd7bd84f06c12b8a9df665ac.jpg

Hoy es cero.

Ya no importa lo que intentamos construir entre los dos, los deseos, sentimientos o recuerdos, pues todo eso ya es pasado (por suerte o por desgracia) y por eso hoy quiero secarme las lágrimas y mirar hacia delante. Sin miedo. Sin ti.

Es mentira que «mientras tú me quieras, yo respiro». Porque un día me quisiste y pude comprender que eso ha valido más que cualquier otra cosa, aunque ya te prodigues por ahí alardeando que no me quieres, que me odias y que me olvidarás. Solo puedo desearte lo mejor, con creces, porque lo mereces.

Por eso hoy es cero. Porque no te guardo rencor, ni dolor, ni pensamientos negativos con respecto a ti. Estoy saliendo, estoy sonriendo y viviendo también a ratos, ¿por qué no? Estoy aprendiendo a vivir sin ti y, también, estoy aprendiendo a vivir. Espero que lo sepas, espero que tú también aprendas de ello y llegues pronto al punto donde estoy yo ahora. Pronto estarás mejor sin mi.

Después de este tiempo, que no sé si ha sido mucho o poco (pues eso depende respecto a lo que nos refiramos), he de afirmar que no, no es fácil seguir sin ti, sin esos sueños y deseos compartidos pero, me he dado cuenta que yo era más que tu pareja y ahora simplemente soy yo y creo que con eso me basta. De hecho siempre debería bastar, porque cada uno es un cúmulo de singularidades propias suyas que lo hacen ser, sin más.

Hoy empieza todo,
para bien
o para mal.
Allá vamos.

Una realidad disfrazada – Parte II

Una vez llegada la noche, Diego fue a la habitación de su hermana y se metió en la misma cama que ella, acurrucándose muy fuerte contra Laura.

– Diego, ¿qué haces?, ¿qué pasa? — preguntó ansiosa
– Laura… — murmuró el pequeño — ¿qué va a pasar mañana?
– ¿Por qué me preguntas eso?
– Es que Sebastián y Óscar me han dicho que seguramente te irás mañana y yo me quedaré aquí solo
– Diego, eso es mentira. No les creas — le respondió a su hermano mientras le acariciaba la cabeza y lo abrazaba
– Laura, dime que no te irás sin mí
– Diego, confía en mí. Siempre vamos a estar juntos
– ¿Como dijo mamá? — preguntó él
– Sí… como dijo mamá — respondió su hermana mientras le abrazaba aún más fuerte

Laura se había convertido en una joven fuerte, a pesar de sus grandes carencias afectivas que intentaba satisfacer con el cariño y devoción de su hermano. Pero era imposible suplir el amor de unos padres con un renacuajo de 6 años. Bruno sí que había logrado ayudarla de una manera más profunda, era un apoyo importante para ella, la aconsejaba y la ayudaba en todo lo que podía. Cualquiera que los veía decía que parecían uña y carne, porque había algo que les unía de una manera especial.
Al día siguiente Laura ayudó a Diego a vestirse, a pesar de ser un niño muy independiente y autónomo, a veces necesitaba el toque de su hermana mayor. Se pusieron la ropa más bonita que tenían y salieron al comedor con el resto de niños, igualmente vestidos como si fuesen a ir a una comunión. Allí les esperaban también Verónica, Alicia y Bruno, que les estuvieron diciendo cómo debían comportarse sin dejar de parecer naturales.

Una vez abrieron la puerta, se les dio la bienvenida a todas las personas que entraban, los más pequeños no se lo pensaron dos veces y echaron a correr al jardín en el que comenzaron a jugar al escondite. Los mayores se quedaron dentro merendando y hablando entre ellos.

– ¿Tú crees que estoy guapa, Laura? — le preguntó Carla estirando la falda de su vestido
– Claro, ese vestido es muy bonito. Seguro que hoy tienes suerte — respondió intentando fingir una sonrisa amable
– No te preocupes, Lau, seguro que os llevan a los dos juntos — enunció Carla en tono tranquilizador al notar a su amiga muy tensa
– Sí, eso espero… — declaró.

Un rato más tarde, Laura ya había conseguido relajarse gracias a la ayuda de su buena amiga Carla cuando, de repente, una mujer se les acercó.
– Hola. Tú eres Laura, ¿verdad? — preguntó sonriente
– Sí… — respondió
– Laura, mi nombre es Gloria, encantada. ¿Podemos hablar un momento a solas?
– Claro… — dijo nerviosa

La señora se dirigió al pasillo contiguo a la sala en la que estaban y Laura la siguió.

– He estado observándote y Bruno me ha dicho que ese niño es tu hermano — dijo señalando a Diego, que jugaba fuera de la casa.
– Sí. Se llama Diego, tiene seis años.
– ¿Y desde cuándo estáis aquí?
– Hace algo más de dos años — respondió con la voz temblorosa
– No quiero que estés nerviosa, solo quería conocerte y conocer la situación de los dos — dijo intentando calmarla — porque me gustaría adoptar a Diego.

En ese momento, el corazón de la joven Laura se detuvo. No podía creer que sus peores presagios se fuesen a cumplir. No podía separarse de su hermano. No podía incumplir la promesa que le hizo a su madre. ¿Sería verdad que ya jamás nadie la querría adoptar a ella por ser tan mayor? ¿Qué sería de Diego sin su hermana mayor, la única familia que le quedaba?

 

Una realidad disfrazada

IMG_4235

Todo el mundo se merece que alguien le mire
como si fuese lo mejor que le ha pasado en la vida.

Sigue leyendo «Una realidad disfrazada»