Ni te imaginas
lo cerca que me gustaría tenerte
en este momento.

Y morderte la cara porque me muero por ser parte de ti y que tú también seas parte de mi.
Y ser abrazada por ti y apretarte aún más a mi porque no quiero que te vayas y me dejes sin ti.
Y quitarte las gafas porque quiero ver esos ojos que me miran y me besan.
Y rodear tu cuello con mis brazos para que no escapemos el uno del otro, ya no.
Y sonreír en tu sonrisa porque estoy feliz, pues me haces feliz.
Y querer escapar al fin del mundo contigo.
Y matarte de la risa a cosquillas, por mucho que te niegues.
Y escucharte todo el rato mientras sonrío porque ya estás a mi lado al fin.
Y emocionarme con cada vez que cuentas los días que faltan para volver a vernos.
Y contar los días que faltan para ir a verte, aunque tú no lo sepas.
Y mirarte y no poder parar de sonreír.
Y contemplar tus manos, tus ojos, tu boca, tu espalda y vuelta a empezar.
Y fijarme en cada poro de tu piel, pues aún todo es nuevo para mi y por eso quiero acariciarlo por completo.
Y gastarte de mirarte.
Y dejar que me beses hasta que me gastes.
Y sentir más adrenalina por mi cuerpo cuando me besas que cuando me coges.
Y reír como una niña cuando haces levantar mis pies del suelo.
Y escuchar el primer te quiero de tu boca directo a mi boca.
Y tener ganas de gritar el primer te quiero que te digo directamente.
Porque te quiero.
Pero te quiero a centímetros y no a kilómetros.
Así que no desesperes, porque pronto volveré a hacerte mío
a mordisquitos.