Mientras el tumulto de la gente la desorientaba, su cabeza viajaba superando el exceso de velocidad de una carretera comarcal.
– ¿“¡Nos las pagarás todas juntas!”?… ¿cómo le pude decir eso? – mencionó en voz alta mientras caminaba, no sin antes asegurarse que estaba sola en el tramo de calle que recorría. Su cara de sorpresa fue dando paso a una sonrisa miedosa, casi pálida. – Joder… como mamá se entere… – se regañó a sí misma, por eso agachó la cabeza y siguió caminando en silencio, pues tampoco quería que la tratasen por loca al ir por la calle hablando sola (aunque todos sepamos que muchos lo hacen, incluso cuando van solos en el coche).