Dicen que cuando pasamos página, siempre dejamos doblada una esquina…
y nunca sabrás cuán real es esa frase
hasta que aparece de nuevo en tu vida.
Y pasan los años y vuelves a tocar a mi puerta,
me dices que no has podido olvidar mi olor,
que es el mismo que el que tenía cuando te fuiste,
y que echas de menos que te trate como lo hacía yo,
que solo te equivocaste dándole patadas a piedras a ver si salía algo de entre ellas,
a ver si tenías suerte y encontrabas algo mejor que yo,
pero que nadie ha sido parecida a mi
porque, mientras ellas querían robarte la vida,
yo te soltaba cada vez más la cuerda
y disfrutaba viéndote feliz, libre, eligiéndome cada día.
Te juró sus labios y te amó deprisa,
intensamente.
Eso fue algo que yo jamás pude hacer.
Después de tantos años, coincidimos un verano
y me reventaste el corazón de nuevo,
revolviendo mis sentidos.
Porque ya no eres el mismo,
has vuelto cuando eres mejor de lo que eras cuando te fuiste,
instruido en princesas muertas.
Y vuelvo a caer,
quererte,
sentirte,
cruzando mis manos en las tuyas,
dejándote entrar.
Y pasan los años y sigo sentada en el banco,
hablándole a la luna que escucha este llanto.
Le hablo sobre ti con la voz cargada de tus recuerdos
y las nuevas realidades que ya son algo tangible.
Le pregunto qué hago contigo
si todavía te quiero,
si todavía te siento como si nunca te hubieras ido.
Ella, la sabia y pobre, me mira inerte como siempre
y se compadece de no poder decirme
que al otro lado del abismo,
te encuentras tú haciéndole las mismas preguntas.
Guauuu… que lindo !!! De eso se compone parte del brillo de la luna, por preguntas idénticas de corazones compartiendo latidos ..
Genial volver a leerte
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Me alegra que te guste, Kike. Hacía mucho que no sabía de ti, así que me alegra mucho tu comentario. Un abrazo enorme =)
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