19 días y 500 noches

Espero por favor que puedas perdonarme,
porque yo sí que te quise.

Siento haberte asustado
con tantos sentimientos sinceros,
créeme que no era lo que pretendía…
porque verte alejarte
sólo me hace darme cuenta
que el amor no está hecho para que todo el mundo lo sienta,
pero tampoco para que cualquiera lo comprenda o,
por el contrario,
lo disfrute aún sin comprenderlo.

Quizá fui demasiado intensa
y me dejé llevar por lo que pensaba
que tú también sentirías
por el mero hecho de estar viviéndolo todo juntos.

Cuán equivocada estaba.

Bien es cierto que me gustaría que te quedase claro
que lo que tuvimos no fue solo sexo o algo
que duró lo que duran dos hielos
en un vaso de whisky,
sino que para mi sí que fue real.

Para mi hubo una conexión
que no sentía con alguien hacía muchísimo tiempo,
que tener la sensación de conocerte de algo
no es algo que me pase con asiduidad,
que querer detener el mundo para mirarte
no es algo a lo que esté acostumbrada,
que tener los sentimientos en la garganta
y no decírtelos por si te asustaba,
es absolutamente impropio del duo entre mi mente y mi corazón,
que sentir frenesí cuando mis labios rozaban los tuyos
y tener ganas de llorar en ese instante,
no era producido por tristeza…
pero claro, tú esto jamás llegarás a comprenderlo.

En cierto modo siento que me volví loca
en alguna de esas vueltas que siempre nos da la vida
y que no sé cómo ni porqué,
pero llegué hasta ti con los bolsillos vacíos
con ganas de llenarlos de momentos juntos
y justo cuando pensaba que estaban llenándose poco a poco
de todos esos momentos,
descubrí un agujero en el fondo.

No te culpo,
créeme que no.
Sé lo que es tener miedo
y ver tanto amor real delante de mis ojos
que te impida saber lo que hacer con él.

Quizá no era nuestro momento,
quizá ese amor no tenía que haberte demostrado que era para ti,
quizá tenía que haber dejado de ser tan intensa,
tenía que haberme callado aún más
lo que estaba sintiendo por ti,
tenía que haber aprendido a disimular
que no quería vivir sin el sonido de tu risa,
tenía que haberte hecho sentir uno más sin serlo
y a lo mejor de esa manera
te hubieras quedado
con la esperanza de pensar
que lo nuestro no era nada especial,
a pesar de serlo de una manera más que evidente e inevitable.

Por el contrario me culpo a mi
por haber puesto expectativas
más o menos altas en nosotros
(y qué absurda ironía eso de «nosotros»).

Me culpo por no haber sabido frenar
ante tus inexistentes señales de la bomba de humo
que se avecinaba sin apenas vaticinarlo.

Y, sobre todo, me culpo por haber querido tanto a alguien
que teniéndonos a su miedo y a mi frente a frente,
decidió no irse conmigo.

Parafraseando a un grande: te deseo lo mejor,
aunque lo mejor sea yo.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s