Solo si te quisieras como yo te quiero,
comprenderías.
El dichoso destino ha querido que hoy la recuerde entre tus brazos.
Dándole esas tortuosas caricias que ella se moría por sacar de ti
mientras decía cuánto te quería,
todas aquellas palabras que haría salir de tu boca
haciéndote sonreír de amor,
todo aquel tiempo que hacía que invirtieses en adorarla
para después acabar clavándose en tu vida para siempre,
y eso también me incluye.
Hoy la he vuelto a ver más cerca que nunca
y algo se ha roto en mi interior
causándome un daño muy poco común en mi.
Por primera vez en todo el tiempo que llevamos juntos
me he sentido perdida, desnuda y sola,
he contemplado sentada en la cama
cómo te estaba perdiendo,
cómo me estaba resquebrajando por dentro.
He recuperado en un instante
la parte más gris de mi ser
y he vuelto a sentirme tan débil
que me he hecho un ovillo y he comenzado a llorar,
a llorarte,
a llorarnos.
Me he sentido nuevamente estúpida por volverme a enamorar
y entregarme a alguien,
aún a sabiendas del daño que me pueden causar.
A pesar de haber intentado recomponer el coraje,
todo duele mucho más
cuando existe una sombra detrás de ti
que te impide avanzar sin su absoluta supervisión.
Solo si te quisieras como yo te quiero,
comprenderías.