Querer puede ser peligroso
pero amar puede convertirse en una trampa, 
una preciosa y dulce trampa para nuestro cerebro. 

Música maestro. 

Historias recorren tu mente.
Cientos de fantasías te envuelven en un viaje sin retorno.
Piensas y te olvidas de sentir, de buscarle el sentido común a la situación.
En momentos así
piensas que todo lo que te dices y lo que ves
es la única realidad que existe,
que no puede haber mayor explicación que la que tú mismo te das.

Pero te equivocas estrepitosamente…
Lo que no sabes es que te sigo queriendo,
que te sigo buscando a pesar de no saber por qué me alejo de vez en cuando buscando mi propio espacio
y que, a pesar de todo,
te sigo anhelando.

Hace poco tuve miedo, ¿sabes?
Me dio miedo que conocieras mis secretos y mis miedos
y te alejaras de mi por ello,
en un viaje sin retorno.
Tuve tanto miedo que el corazón se me aceleró,
mi corazón se aceleró tanto que comencé a notar un nudo en mi garganta
y ese nudo en la garganta dio paso a mis primeras lágrimas.

Lloraba,
lloraba por perderte…
La angustia se apoderaba de mi cuerpo,
casi como cuando eres tú quien lo siente.
Pero abrí los ojos y allí estabas,
junto a mi
una vez más.

Ya no lloraré por más estupideces,
por tener miedo a perderte
porque sigues a mi lado
y yo sigo también a tu lado.

Comámonos a besos…