La infinita mayoría de las veces sonreímos al ver a alguien, al compartir una conversación tomando algo con otra u otras personas, salimos a la calle siempre acompañados por alguna extraña razón que aún hoy desconoces, vamos de compras o a ver el atardecer siempre con otra persona como mínimo. Queremos compartir alegrías y penas: un cumpleaños, una boda, un nacimiento… ¡Espera! Eso solo son cosas buenas, ¿y las malas?