Irremediablemente llegará el día en el que ya no esté,
en el que ya jamás puedas volver a olerme
ni el sabor de un beso mío te provoque sensaciones.

Llegará el día en el que,
cuando una leve brisa roce tu cuello,
te venga a la mente como en un susurro
y esboces una leve mueca en tu rostro.

Llegará el día en el que suspires
y mi perfume te embriague,
como si estuviera a tu lado
en ese preciso momento,
quién sabe si realmente estaré
o simplemente será un atajo de tu mente.

El día en el que aparezca nuestra canción de pura casualidad
y no puedas evitar emocionarte
al pensar en lo poco que nos dijimos lo que teníamos guardado
y en lo mucho que desearías hacerlo en ese momento.

Llegará el día en el que ya no puedas tocarme de nuevo,
en el que no vuelvas a sentir el calor de mis abrazos
ni de mis besos,
el de mis caricias,
ni siquiera el de mi mirada.

Llegará el día en el que quieras escribirme para contarme algo
o girarte para conectar con una mirada cómplice,
o tal vez te encuentres con algo que sabes que me gustaría
y quieras decírmelo, regalármelo…
pero, simplemente, ya no podrás.

Llegarán cada uno de los días que te imagines
pero ya,
en ninguno de ellos,
estaré yo.

A pesar de todo,
aunque ya no esté,
tú no podrás dejar de quererme
y yo, irremediablemente,
ya no estaré.