Bueno, ahora que estás en camino hacia nosotros y tengo un rato, voy a escribir algo sobre los dos, sobre nuestro equipo.
No es porque sea casi catorce de febrero, porque sabes bien que soy anti todo-lo-que-se-supone-que-se-debe-hacer, si no porque me ha parecido un buen motivo para contarte un poco más sobre las sensaciones que tengo cuando estamos juntos y, bueno, en general. Aún hoy no sé muy bien cómo llegaste hasta mi, quizá la casualidad disfrazada o el destino caprichoso que nos estaba tanteando ya por aquel entonces. Quién me iba a decir a mi que me liaría la manta a la cabeza y me iría contigo hasta el fin del mundo, que dejaría todo lo que conocía para vivir lo inimaginable. Yo no sé tú, pero yo he cambiado mucho en un año… la vida me ha cambiado mucho en un año. Y lo que daría por sentir todos los días de mi vida que ha sido la mejor decisión mejor tomada. Por el sueño que es vivir a tu lado, por la sonrisa perenne de mis labios cuando te beso antes de dormir o te veo despertar (pocas veces, vale… muy pocas). Jamás imaginé que sería tan bonito sostener la mano de alguien al caminar por la calle. La sensación es lo más parecido a aquella vez cuando lo hice por primera vez, en mi adolescencia… y anda que no ha llovido desde entonces. La ilusión y las ganas por volver a verte cada día cuando llegas a casa, buscar esos ratos juntos que nos reúnan todo el amor que nos cabe en el pecho y soltemos en forma de miradas y sonrisas, porque a tu lado ya no hace falta nada más. La esencia del amor, el alegrarse por los logros del otro como si fueran tuyos porque realmente lo son, el compartir los pesares que atormentan e intentar solucionar el mundo juntos, agotar las horas no haciendo nada por el mero placer de disfrutar de una mañana de sábado abrazados en la cama hablando de esto y de lo otro, sin importar que el mundo ahí fuera puede estar cayéndose a pedazos o ganando un mundial, porque cuando estoy a tu lado ya no me importan las guerras ni las bodas, si es de día o de noche, pero qué bonito es el brillo de tus ojos con el sol del otoño. Gracias por hacerme sentir parte de algo que jamás imaginé que existiría, por formar un equipo juntos. Y, aunque soy (era) tan de huir, me voy a quedar.
Siempre es un buen momento para agradecer al AMOR💖 bonito relato Maricriole, un saludo!!😊
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Muchas gracias, Yeli. La verdad que sí, es mejor agradecer por las cosas buenas que nos da la vida. Que tengas un feliz día =)
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