Yo quiero estar contigo y que nos olvidemos del mundo,
de lo que está bien y lo que está mal,
que solo me sostenga la gravedad que emana de tu piel,
que respiremos porque el otro sigue existiendo.

Quiero verte sonreír otra vez,
que el motivo sea yo
y que jamás tengas fin.

Pensé que jamás se podría llegar a querer tanto a alguien
hasta que descubrí que el natural calor de tu piel
es la adicción más sana que posee mi corazón.

Ojalá este amor solo sea la mitad de bueno que el que experimentemos
el día que ya no seamos solo dos corazones que se aman
y ojalá ese corazón solo provenga del fruto de nuestro amor.
Sin pecado original,
que es el menos original de los pecados
porque contigo lo cometería cada día del resto de mi vida.

Despertar entre tus caricias,
abrir los ojos y contemplar cómo la luz del día se refleja en tus ojos
y nuestro amor en tu sonrisa,
cómo anhelas mi contacto
y no puedes esperar hasta que Morfeo se digne a soltarme.
Cómo sostienes entre tus labios algo que te es imposible callar
y lo sueltas: «estás tan guapa dormida», como en una exhalación,
como si no hubieras podido evitar pensarlo y sentirlo.

Dicen que el amor crece desde la admiración
y ojalá sepa algún día el motivo por el que me admiras,
porque es algo que cada día me fascina más.
Yo solo me limito a quererte,
a expresarte todo el amor que me haces sentir
y que es imposible guardar dentro de mi
porque me acabaría ahogando desde el interior.

Qué manera tan descarada de quererme tienes en la mirada.
Cuánto te quiero.