Hemos vivido demasiado tiempo siendo jueces del amor.
En la sociedad en la que vivimos
nos encargamos de ponerle nombre
a todo de forma constante
y es por ello que la gente no comprende
cuando no queremos ponerle nombre
a un amor.
Yo te quiero soltero y libre,
que decidas libremente
cuando te apetece estar conmigo
y hasta donde llegar,
que el tiempo ponga cada cosa en su lugar
y solo nuestros corazones hablen,
haciéndole caso omiso
a las personas de alrededor
que jamás sentirán el calor de tu mirada
ni el sabor de tu boca con la mía.
Te quiero y con eso me basta.
Me quieres y eso ya me desborda.
Somos y seremos
dos personas independientes
que eligen libremente cuando unirse
sin las convicciones del resto del mundo porque,
¿qué sabrán ellos del amor?,
¿qué sabrán ellos de este amor?,
¿qué sabrán ellos de lo que significa quererte?
Decide tú por ti
si quieres sentirte mi pareja
o hacerle ver al resto que eres mi pareja,
que te pertenezco
y que nadie se me puede acercar
porque soy tuya.
El amor ha cambiado
y no debemos oponer resistencia.