Cobardes hay muchos,
no seas uno de ellos.
Un día de invierno tú llegarás y ella ya se habrá ido.
Camino a ninguna parte
pero con la certeza que no estarás entre su equipaje,
ni siquiera el dulce y sutil recuerdo de sus labios
podrá hacerte borrar la pena
por la pérdida tan enorme que acusas.
Hubo un día en que la tuviste entre tus brazos,
pero tu fortuna fue tanta que no supiste amarla,
valorarla y respetarla como merecía
y fue por ello que, tras mucho sufrirte,
decidió abandonar todas las cadenas
que la ataban y condenaban.
Cuando ya no signifiques nada en su vida
y haya olvidado tu nombre entre tanta gente,
debes estar seguro que jamás mereciste el amor que te profesó
y jamás fuiste lo que ella merecía.
No regreses ni des señales de vida,
pues ella también merece ser feliz
lejos de alguien que solo la quiso
cuando decidió partir.
Pero recuerda,
a pesar de todo ello,
siempre tendrás un lugar en su corazón.