Existen personas que dan todo cuánto poseen
con tal de verte feliz,
con tal de llegar a tu corazón
y no hablo de cosas materiales
si no de lo realmente importante.

La esencia de la vida,
al menos de lo que entiendo yo por vida,
está en entregarse al otro
sin miramientos,
sin tener en cuenta si tiene más o menos dinero en el bolsillo,
si es más inteligente o más estúpido
y, a veces también,
si puede llegar a quererte como tú le quieres o no.

En el amor,
cuando es real,
nos lanzamos sin paracaídas, casco ni arnés,
no sabemos si saldrá bien
o si, por el contrario,
moriremos durante la caída
y, aún así,
no nos importa
porque amamos.

Quizá lo más bonito de la vida sea eso:
amar
con mayúsculas
y no lo que creemos que es amar
o lo que intentamos hacernos creer a diario
que se puede llamar amor.

Porque, ¿cuántas veces hemos amado de verdad?
y lo más importante,
¿cuántas veces lo hemos demostrado como se merece?