“Jamás en toda la vida, olvidaré tu presencia. Me acogiste destrozada y me devolviste íntegra, entera”.
Frida Kahlo.
Entre sus caricias he descubierto que cualquier mundo es posible,
que hasta los amaneceres de un lunes cualquiera pueden ser perfectos,
que las sonrisas no están tan sobrevaloradas como parece
y que el mundo podría ser un lugar mejor gracias a nosotros.
Lo cierto es que me parece fascinante que podamos querernos así
de la única manera que sabemos
pero también de la única manera que me apetece quererle,
por completo.
Ya puede cruzarse por el pasillo
o entre mis piernas,
que me moriré de ganas de la misma manera
por besarle esos labios que solo él sabe llevar,
por acariciarle hasta las profundidades de su alma
con tal de mostrarle lo desnudo que está mi corazón
justo delante de sus ojos.
Mi mente vuela
aunque mi pecho esté agitado de tanto latir,
a su lado,
muerto de miedo por verle y no poder rozarle.