Del verbo «echar de menos»

Amor de mis amores

Hace mucho mucho tiempo te tenía a mi lado.

Sí, hace mucho mucho tiempo te sonreía al cruzar tu mirada con la mía.

También apoyaba mi cabeza sobre tu regazo y te abrazaba, notando el vello que te sobresalía a través de la camisilla blanca de tiros anchos.

A la vez cerraba mis ojos y guardaba ese momento: tu olor, el sonido del televisor invadiendo el espacio del patio, el tacto de tu ropa recién sacada del cajón, tu calor corporal, tu respiración y tu enorme y ancha mano cubriendo toda la superficie de mi hombro y parte de mi brazo.

Creo que en ese momento supe que quería un hombre como tú en mi vida, aunque a quién quería era a ti para siempre jamás.

Hoy no.

Hoy todo ha cambiado.

Hoy debo recurrir a un verbo para expresarme con mayor exactitud.

Hoy te echo de menos y lo hago porque ya no puedes estar a mi lado.

Luchaste hasta la saciedad por permanecer y, déjame decirte, que no tenías que haber sufrido tanto porque ni siquiera eso ha borrado mi amor por ti.

Te siento cada día.

Te quiero cada vez un poco más.

Tu presencia me hace fuerte en los momentos de debilidad.

Estás conmigo, lo sé.

No sabes cuánto te agradezco tu amor incondicional.

 

Tus gustos se han convertido en los míos.

Ahora huelo el olor a puro a distancia y lo olfateo saboreándolo.

El helado de turrón me hace viajar años atrás cuándo lo pedías en cada almuerzo familiar.

He descubierto que las gorras portadas por señores mayores resultan adorables.

Mi percepción de la vida ha cambiado. Los abuelos deberían ser tan eternos como tú.

Las reuniones, cómo tu consejo de sabios (que era cómo tú lo llamabas), me trasladan a aquellas tardes en las que contabas esas anécdotas de la guerra.

Aquella guerra que no sabía si había durado cien años por lo repetitiva que me parecía la historia.

Objetos, olores, anécdotas, momentos que hoy echo de menos.

 

Hoy cumplimos tres meses «separados» y, sin embargo, hoy te siento más cerca que nunca.

Nada podrá separarnos.

Eres lo mejor que aún me sigue pasando en este calvario que es la vida sin tu presencia.

Sígueme siempre.

No me dejes nunca porque yo no lo haré.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s