¡Buenas a todos, mis queridos amigos!
En este post me apetece hablarles de ese germen que nos amenaza constantemente, que no es otro que las TIC (Tecnología de la información y la comunicación). A ti te afectará tanto como a mí, así que no puedes perder un segundo más, entra y lee lo que te tengo preparado.

Y, por si no fuera poco (como colmo para rematar), nos volvemos más insensibles.

Sí sí, insensibles y desnaturalizados. Respóndeme una pregunta: ¿hace cuánto no mandas un Whatsapp? … Piénsalo y medita hace cuánto no mantienes una conversación seria, en persona, mirando a otra persona a los ojos y que no existiese ningún teléfono de por medio.

A lo que quiero llegar es a que ya no disfrutamos con la compañía física de otra u otras personas, ya no nos alegramos por sacar una sonrisa con frases que han salido de nuestra propia cosecha, ya no… ¿sentimos? ¿Es eso?
Porque, sinceramente, a mi me da miedo no poder despegarme del teléfono, estar conectada con tanta gente a través de las redes sociales y con nadie a la vez, me da miedo no poder mirar a una persona a los ojos y sentir que lo que le estoy diciendo le está queriendo decir algo, como mínimo la mitad de lo que quiero.

Es triste hablar con una persona a la que no ves desde hace semanas, e incluso meses, pero no quedar Y NO SENTIR LA NECESIDAD EXTREMA DE TOCARLE (y no, no pienses mal, hablo de un abrazo). ¿Se nos han olvidado los abrazos? ¿Se nos han olvidado los besos?
Ahora solo nos limitamos a alejarnos cuando alguien nos muestra afecto, como si tuviéramos un tipo de alergia absurda. YA NO BESAMOS, YA NO ABRAZAMOS y, mi pregunta es, ¿CÓMO QUEREMOS EN LA ERA 3.0: A DISTANCIA O MOSTRANDO AFECTO A UN APARATO ELECTRÓNICO?

¡Feliz semana! Ahora vas y lo tuiteas, compartes o mandas en un whatsapp si tienes cojones.