«En las maravillas de la naturaleza me encontrarás»

Ayer hizo diez días desde que te marchaste.

Los primeros diez días ya pasaron,
le seguirán los siguientes diez,
y luego otros diez,
para convertirse en diez meses
y en menos que nos demos cuenta,
habrán pasado 10 años.

Es inconmensurable la medida en la que esto
afectará al juicio que sea capaz de tener
a partir de ahora.

En uno de esos tantos devaneos,
me ha aparecido un texto
en el que se relatan las características
que debe tener tu mejor amigo
o «tu persona especial».
En él se mencionaba cómo con esa persona
tenías una risa que no tenías con nadie más,
cómo las bromas y chistes entre los dos
no tenían que ser explicados,
cómo con mirarse y con el tono de voz
ya sabían de qué manera iba a terminar esa frase
o esa historia que se estaba contando,
cómo podrían pasar semanas o incluso meses y años
sin hablarse, pero cuando lo volvieran a hacer
notarían que no ha pasado el tiempo
y todo volvería a ser desde el punto
en el que lo dejaron.
También contaba cómo la vida tenía sentido
y un significado especial junto a esa persona
por el mero hecho de estar.
Al terminar, incitaba a mandarle ese mensaje
a la persona en la que hubieras estado pensando
mientras leías ese texto
y yo solo pude pensar
que desconozco cómo se mandan
mensajes al cielo
y que esa persona para mi
se ha ido.

En silencio.

Sin más.

A pesar de todo ello
he empezado a verte en la naturaleza
y en lo bonito que todavía queda por aquí,
como si en un atardecer con colores vibrantes
me estuvieras sonriendo,
como si en un amanecer despampanante
me estuvieras mirando,
como si en el reflejo de un arcoíris
estuvieras sosteniendo mi cuerpo,
como si todavía permaneciera una parte de ti
en todo lo bonito que me rodea,
de manera que todavía pudieras acariciarme.

Deja un comentario