Si alguna vez en tu vida te he dicho que te quiero,
he luchado por no perderte,
he secado alguna lágrima tuya
o te he sonsacado sonrisas a coquillas,
tengo algo que decirte.

Hay cosas que, a día de hoy, no he hecho ni haría por mucha gente.
Me refiero a salir por ahí sin ganar de hacerlo,
mirar a los ojos y permanecer en silencio hasta que uno de los dos se ría,
emborracharme con dos cervezas a las doce de la mañana
o salir sin destino ni plan preestablecido.

Puede parecer bastante obvio o simple,
pero no son cosas que haya hecho por muchas personas
puesto que… digamos que tengo una tendencia irracional a no socializarme en exceso
(y digo irracional porque es la versión corta.
Si te apetece la larga puedes aventurarte a preguntármela).

Si me he tirado al vacío para quererte
eres muy afortunado o afortunada;
no porque sea yo y sea la mejor persona del mundo
sino porque eso significa que has sido muy importante para mi
y, si aún lo hago, aún lo sigues siendo.

Hay días en los que no me soporto ni yo
y me aíslo del mundo para hacerles un favor,
pero eso no quiere decir que no piense en las personas que me importan,
las personas a las que quiero
por encima de los días malos
o los catastróficos.

En esos días,
sin duda,
pienso en ti.

A veces me equivoco pues quiero a quien no lo merece
(a todos nos ha pasado alguna vez),
sin embargo estoy segura que si ha sido así
y me he entregado,
ha sido porque lo he sentido en todo momento
y de eso no me cabe duda.

Si lees esto y te reconoces entre estas líneas
me gustaría que supieras
que no se puede fingir el amor
por mucha distancia que ponga ciertas veces en medio de ambos.

Ah… y que te quiero.