No sabes lo mucho que me gustaría que todo fuese como antes, sin importar lo alta o baja que esté la marea.
El caso es que nos preocupamos demasiado por el mar, por lo mucho o lo poco que nos moje los pies sin percatarnos que estamos el uno al lado del otro por algún buen motivo. Ni siquiera creo que estemos juntos por el mero hecho de querer discutir o que nos complazca estar todo el día a la gresca. La realidad es bien distinta ya que, tanto si tú permaneces a mi lado como si yo permanezco al tuyo, es para darnos lo mejor del otro, sea cuando sea y en el momento en el que sea.
En los momentos malos es cuando más mano derecha se debe tener, ya sea para ti o para mi y reconozco que no es fácil, sobre todo para ti. No sabes lo mucho que me duele que notes como la marea te moja los pies y eso haga desviar tu atención de mi casi por completo.
<<Esto es un no parar>>, es lo que pienso mucha de las veces, pues parece un bucle en el que nos vemos sumidos sin importar que no estamos porque sí. Si en algún momento crees que lo que haces es aguantarme, permíteme que te diga que estás bastante equivocado pues quien ama, jamás debe aguantar nada. Los momentos malos los tenemos todos y si tú tienes que soportarme, quizá no me quieras tanto como pensabas. Has leído bien, el amor también se lastima, se va agotando después de tantas carreras de obstáculos o pistas de atletismo y, aún así, yo seguiré pensando que no estaría mejor con nadie pero todas las rocas deben pulirse, al igual que todos los diamantes.
Y sí, amor, la marea sube y baja todos los días y nos seguirá mojando los pies, pero te prometo que si me miras a los ojos, haré que te olvides de ello. Si tú te mojas los pies, los míos estarán a tu lado.