Llevo muchos años quejándome, tanto por las situaciones como por la gente, los acontecimientos que la vida lleva consigo y, aún así, no había encontrado respuesta a mis problemas porque siempre le echaba la culpa a lo de fuera. Parece ser que no me daba cuenta que lo que está mal aquí es solo una cosa: yo. Y sí, en efecto, mi vida es incompatible con la vida.

He intentado adaptarme desde siempre pero nada surtió efecto, así que comencé a quejarme poco a poco hasta que después continué quejándome por todo. Había entrado en un bucle del que yo era dos personas, tanto la culpable como la víctima, pero no me percataba.

Había veces en las que no le veía sentido a nada, ni siquiera a mis propios pensamientos ni sensaciones y dejé de creerme todo lo que pensaba e, incluso, lo que sentía. Ni siquiera sabía si era yo misma la que me estaba mintiendo, boicoteando o provocando el mayor de los castigos, pero de esos que dejan marca.

Pero ya me he dado cuenta, el único problema soy yo. El caso erradica en que mi vida no es compatible con la vida, con la que conocemos como vida en este planeta tierra. No soy compatible con las formas de vida, con los pensamientos de los demás y, ni siquiera, con el amor. En mi persona existen otras percepciones sobre estos temas que los demás no comparten conmigo y con los que no puedo tampoco compartir mis pareceres. Algunos me tachan de irracional, otros de descarriada y solo quienes me quieren lo aceptan (por un tiempo que no dura eternamente). Es cierto, lo aceptan hasta que se cansan de mirar a través de mis ojos, que suele ser bastante pronto para mi gusto. Es por eso que nadie se queda hasta el final, nadie aguarda para esperar que pasa ya que, mientras esperan, mi forma de ser les va comiendo o erosionando por dentro.

Soy consciente de ello, quizá persevero más de lo que debería y vivo la vida de una manera tan poco común que nadie es capaz de seguirme, ni siquiera las personas que me quieren, no.

Así que, tras estos años, me he acostumbrado a dejar a personas por el camino y viceversa, a que ellas me dejen a mi para lograr reconducir sus vidas y subsistir.

Lo más normal sería sentir desde lo más profundo de mi ser y con total pesar, cómo soy y lo que hago, pero tengo la certeza que no es mi estilo hacerlo ya que cada uno elige su camino y no puedo seguir un sendero que no soy capaz de ver. En contraposición daré las gracias a quienes han intentado seguirme hasta donde han podido y a quien o quienes me hayan conocido un poco mejor que el resto que solo me ve como una descerebrada.

Que tu vida no esté marcada por quién viene o se va.