Buenas buenas pequeños soñadores.

Hoy me he propuesto agitar un poquito esas mentes. Ven y sumérgete conmigo en este nuevo post. Allá vamos.

Muchas veces en la vida nos encontramos ante bifurcaciones, un cruce de caminos, un momento de determinación que cambiará nuestro futuro escojamos el sendero que escojamos.

Y, aunque muchas veces queramos evitar tener que elegir mirando para otro lado, todos sabemos que eso de escurrir el bulto solo durará un cierto tiempo. Tal vez sean horas, días o alguna que otra semana, pero no será eterno. Mi pregunta es: ¿por qué no afrontamos la vida tal cual nos sucede? Nadie dijo que fuera fácil tener que elegir, decidir entre lo que te gusta y lo que debes hacer, o entre dos cosas que te gustan, dos personas, dos elecciones… Pero, lo que sí tengo claro es que la vida no es más fácil por tener que dejar de elegir. Es precioso tomar las riendas de tu vida y decidir lo que quieres hacer, con elección y paso firme. Es cierto, muchas veces erramos, pero no nos olvidemos de las veces que luchamos y conseguimos justo lo que queríamos, lo que nos habíamos propuesto… e incluso más en los mejores casos.

Michael Jordan decía :

“He fallado más de 9000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mí para tomar el tiro que ganaba el juego y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito”. “No estoy sudando durante tres horas todos los días solo para saber qué es lo que se siente al sudar”.

Vivamos nuestra vida eligiendo en cada momento lo que nosotros queramos, no seamos meros espectadores de nuestra propia vida, porque nadie más podrá hacerlo como nosotros. El secreto no está en tomar las elecciones perfectas, rodearnos de la gente perfecta y tener todo lo que quisiéramos tener, el secreto está en ser felices con lo que somos. Afrontemos quiénes somos y que nos equivocamos para salir hacia delante porque somos seres humanos, no superhéroes.

Nadie dijo que fuera fácil, pero debemos intentarlo. ¿Te atreves hoy? Aprendamos a vivir días y no a consumirlos.

¡Supérate!